¿En qué momento te has convertido en un “corredor a tiempo completo”?
05/11/2021
Has pasado de ser un aficionado a salir a correr a convertirte en un auténtico ‘runner’, en un corredor con mayúsculas. ¿Pero cuándo pasó eso? ¿En qué momento te transformaste en un corredor a tiempo completo?
Reconócelo, se te ha ido de las manos. Ahora el running forma parte de tu vida diaria. Pasas horas mirando el planning de entrenamientos para la siguiente semana, empiezas a pensar en las próximas vacaciones y el momento álgido es cuando cruces la meta de ese maratón en el extranjero al que le has echado el ojo, en lugar de llevar una pulsera de “todo incluido” en un Spa. Miras la agenda de la semana pasada y en lugar de tachar cosas que has hecho te pones a sumar los kilómetros de todas las sesiones para ver si has superado los 50, 60, 70 km entre los 4-5 días que has corrido.
Te has convertido en un “corredor a tiempo completo” en el momento en el que te levantas por la mañana y empiezas a calcular si podrás correr entre esas dos reuniones que te han puesto, si podrás salir a entrenar a mediodía a la hora del almuerzo o si puedes hacer encajes para hacer unas series mientras tus hijos van a clases de inglés… Has dejado de ser un “aficionado” a un runner muy “pro” cuando no has podido cumplir con tu carrera mañanera y te tiras medio día buscando un momento libre para poder correr. Es más, sales de casa para hacer deporte antes del amanecer, cuando otros vuelven de fiesta, pero tu sonrisa al terminar es tan grande que se te olvida hasta el madrugón…
Igual te lo estás tomando demasiado en serio, ojo, porque resulta que te despiertas mucho antes los fines de semana para ir a una carrera o para hacer la tirada larga, que para ir al trabajo a diario... Eso sí, la sensación de volver a casa “con los deberes hechos” es más placentera que cualquier otra cosa, y merece la pena el esfuerzo, tanto que incluso puedes estar el resto del día haciendo las tareas domésticas o ir al supermercado a pesar de que las piernas están casi temblando del tute que te has pegado…
Eso sí, hay una delgada línea que jamás deberías cruzar. Si el running te tiene tan atrapado que dejas de hacer cosas divertidas como salir con los amigos, pasar el suficiente tiempo con los tuyos o se convierte en una obsesión que te transforma en un ser huraño, enfadado si no has podido correr por algún compromiso, en ese momento, correr deja de tener sentido.
Disfruta a tope tu pasión, claro, pero que no se te escape de las manos. Te recomendamos que te rodees de amigos de naranja (sí, los Beer Runners de tu ciudad), porque con ellos descubrirás que hay una opción perfecta para tus entrenamientos: correr en buena compañía. Lo nuestro es compartir, y compartiendo, todo es más fácil. Hasta los esfuerzos son más llevaderos. Corremos para divertirnos. Tómate en serio el running, pero sin perder el norte.