Celebrar la vida, celebrar nuestros retos…
19/05/2022
Si hay algo en lo que los Beer Runners somos realmente buenos es en celebrar nuestras pequeñas victorias, que a veces no llegan ni a eso, pero sí que para nosotros es ‘religión’ tomarnos una cerveza y brindar tras una carrera o una de nuestras quedadas semanales. Es una actitud. Celebrar los éxitos deportivos, por pequeños que sean, son un aliciente, un premio, una gratificación por el esfuerzo realizado, por todo lo que hemos apretado los puños durante el camino y, por qué no decirlo, porque nos lo merecemos.
En el “top 1” de las celebraciones para nosotros estaría cruzar la meta del maratón o de un bonito trail, que nos coloquen la medalla de finisher y brindar con los amigos con una cerveza mientras comentamos la jugada, cómo nos ha ido, y lo felices que estamos en ese momento.
Pero en el mundo del deporte ha habido celebraciones míticas que merecen ser recordadas. Michael Jordan y su inseparable puro habano recorrieron vestuarios, y kilómetros de asfalto por Chicago saludando desde el autobús del equipo, y en mega escenarios levantados para la ocasión.
Los futbolistas no paran de generar celebraciones curiosas y originales. Los más veteranos recordamos las volteretas del mítico Hugo Sánchez, y los más jóvenes imitan el “siiiuuuuh” de Cristiano Ronaldo cuando marcan. Pero cómo olvidar el “arquero” de Kiko Narváez, los bailes de Fortnite de Griezmann, o la samba de Ronaldinho.
El puño apretado de Rafa Nadal es otro clásico, como el tirarse de espalda sobre la tierra batida, el césped de Wimbledon o las pistas sintéticas donde impone su ley como mejor tenista (probablemente) de la historia.
Más cercano a los Beer Runners, por aquello de que nos gusta tomarnos una tapa con la cerveza, tenemos al gran James Harden “la Barba” que suele repetir un gesto haciendo como que cocina después de alguna canasta extraordinaria.
Al igual que en el atletismo, nada mejor que dar una vuelta al óvalo saludando a la afición con las zapatillas en la mano, a lo Usain Bolt.
Hay algunas que, aunque queramos, no podemos ni imitarlas. Como las del boxeador Floyd Mayweather, que suele posar como el “tío Gilito” lanzando billetes al aire o recostado en una cama llena de dólares.
Tampoco hay nada mejor que celebrar con música, y al igual que nosotros solemos escuchar en nuestras carreras el “Beer Runners in my soul”, hay celebraciones que han pasado a la historia por las canciones. Destacan el “Enter Sandman” de Metallica en el Yankee Stadium de béisbol, el “You’ll never walk alone” del Liverpool, el himno del Arrebato del Sevilla FC, o el “Seven Nations Army” que cualquier afición corea adaptando la letra a su equipo. Hace poco hemos visto cómo la salida del Maratón de Barcelona se hace bajo la música en directo del “Barcelona” que Caballé y Freddie Mercury inmortalizaron en los Juegos del 92.
En el mundo del motor lo de las celebraciones suele alcanzar niveles absolutamente “top”. El pionero fue el italiano Valentino Rossi, y sus mil y un disfraces y caracterizaciones. Rossi ha llegado a celebrar victorias con una gallina, con una careta de sí mismo, tocando el violín… Lorenzo imitaba a los astronautas clavando una bandera en el suelo de las carreras en las que ganaba, como si fuera su territorio…
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